miércoles, 2 de noviembre de 2011

Capitulo 9 y 10.

9. SABADO O DOMINGO




1.      Canto inicial:           
Cerca de ti, Señor, yo quiero estar;
tu grande, eterno amor, quiero gozar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón;
hazme tu rostro ver en la aflicción.

2.      Oración inicial:  Del Salmo 27 (26): Confianza ante el peligro

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

Si un ejército acampa contra mí,
Mi corazón no tiembla;
Si me declaran la guerra,
Me siento tranquilo.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
Habitar en la casa del Señor
Por los días de mi vida;
Gozar de la dulzura del Señor
Contemplando su templo.

El me protegerá en su tienda
El día del peligro;
Me esconderá en lo escondido de su morada,
Me alzará sobre la roca;

Y así levantaré la cabeza
Sobre el enemigo que me cerca;
En su tienda sacrificaré
Sacrificios de aclamación;
Cantaré y tocaré para el Señor.

Escúchame, Señor, que te llamo;
Ten piedad, respóndeme.

Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro”.
Tu rostro buscaré, Señor,
No me escondas tu rostro.

Si mi padre y mi madre me abandonan,
El Señor me recogerá.

Espero gozar de la dicha del Señor
En el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,
Ten ánimo, espera en el Señor.

3.      Introducción:

En la Biblia es muy insistente la indicación de guardar el sábado, como día sagrado, dedicado al culto y al descanso. Jesús mismo respetaba el sábado, siempre y cuando no hubiera una necesidad mayor de atender a un enfermo, o a un necesitado. Los apóstoles también respetaban el sábado, como lo vemos en varias citas bíblicas. Entonces, ¿por qué cambiamos al domingo? ¿Hay en la Biblia una orden de respetar el domingo, como sí la hay sobre el sábado? ¿Qué sucedió para cambiar el sábado por el domingo?

4.      Lectura bíblica: Hech 20,7-12
            Después de la lectura, se deja un momento de reflexión y oración personal en silencio.

5.      Exposición:

a)      En Gén 2,1-3 se dice que Dios bendijo el día séptimo y lo santificó.
b)      En Ex 20,8-11 se ordena al pueblo de Israel santificar el sábado y abstenerse de trabajos: Bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado. Este mandamiento se repite en muchas partes, como en Lv 19,3; 23,3; Deut 5,12-15. En Núm 15,32-36 se dice que Dios mandó a Moisés matar a pedradas a alguien que violó el descanso sabático por salir a buscar leña…
c)      En Lc 4,16 se dice que Jesús acostumbraba ir a la sinagoga en sábado.
d)     En sábado enseña en la sinagoga, pero también hace curaciones en sábado: Mt 12,9-14; Mc 3,1-6; Lc 13,10-17; 14,1-6. Es decir, respeta el sábado, pero pone en primer lugar al ser humano, al que sufre, pues “el sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado” (Mc 2,27).
e)       En  Hech 13,13-14 y 17,1-3 se dice que los apóstoles frecuentaban las sinagogas en sábado.
f)       ¿Por qué cambiaron del sábado al domingo? Porque Cristo resucitó pasado el sábado, en el día llamado en la Biblia primer día de la semana: Mt 28,1-7; Mc 16,1-2; Lc 24,1; Jn 20,1. La resurrección de Cristo cambió todo; por tanto, ya no podemos quedarnos en el pasado, en el Antiguo Testamento, en el sábado, que es una de las importantes instituciones del tiempo pasado, sino que ahora todo es nuevo: 1 Cor 15,13-20. El sábado sigue siendo importante para los judíos, no para los cristianos.
g)      Por ello, los primeros cristianos se empezaron a reunir para escuchar la Palabra de Dios, para la convivencia fraterna, para la fracción del pan y para las oraciones (Hech 2,42), y lo empezaron a hacer después del sábado, el primer día de la semana, para celebrar a Cristo vivo: Hech 20,7.
h)      San Pablo recomienda a los corintios que hagan la colecta para los pobres de Jerusalén cada primer día de la semana: 1 Cor 16,1-2. Es decir, ya se va haciendo una práctica común de los primeros cristianos reunirse no tanto el sábado, sino ese primer día, precisamente porque de esa forma celebraban la presencia viva de Jesús resucitado. No somos judíos, para quedarnos con el sábado.
i)        El nombre de domingo: día del Señor, aparece por primera y única vez en: Apoc 1,10. Así aparece en griego: en te kiriaké emera, y del griego pasa al latín: dies dominica; del latín pasa al español: domingo. En latín dominus significa señor; por eso, dies dominica significa día del Señor, o domingo, que es lo mismo. Y así lo encontramos en todos los documentos de la Iglesia primitiva. No fue un cambio que alguien haya inventado posteriormente, sino que fue Jesucristo quien hizo el cambio, pues no santificó el sábado, ya que permaneció en el sepulcro, sino que todo empezó al día siguiente.
j)        Al respecto, dice el Papa Benedicto XVI: “El Sábado es el séptimo día de la semana. Después de seis días, en los que el hombre participa en cierto sentido en el trabajo de la creación de Dios, el Sábado es el día del descanso. Pero en la Iglesia naciente sucede algo inaudito: el Sábado, el séptimo día, es sustituido ahora por el primer día. Como día de la asamblea litúrgica, es el día del encuentro con Dios mediante Jesucristo, el cual en el primer día, el Domingo, se encontró con los suyos como Resucitado. La estructura de la semana se ha invertido. Ya no se dirige hacia el séptimo día, para participar en el reposo de Dios. Comienza con el primer día, como día del encuentro con el Resucitado. Este encuentro se produce siempre nuevamente en la celebración de la Eucaristía, donde el Señor se presenta de nuevo entre los suyos y se entrega a ellos; por así decir, se deja tocar por ellos, se sienta a la mesa con ellos. Este cambio es un hecho extraordinario, si se considera que el Sábado, el séptimo día como día del encuentro con Dios, está profundamente enraizado en el Antiguo Testamento. Este proceso revolucionario, que se verificó inmediatamente al comienzo del desarrollo de la Iglesia, sólo se explica por el hecho de que en dicho día había sucedido algo inaudito. El primer día, según el relato del Génesis, es el día en que comienza la creación. Ahora, se ha convertido de un modo nuevo en el día de la nueva creación” (Vigilia Pascual 2011).
k)      Todos los días son santos, pero no se comparan al domingo. Por ello, la Iglesia prescribe participar en la Misa dominical, pues Cristo resucitado quiere estar con los suyos, y propone celebrar los Bautismos en domingo, porque en este sacramento renacemos, resucitamos, pasamos de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, de las cadenas a la libertad, del pecado a la gracia, de no ser pueblo, a ser el nuevo Pueblo de Dios. Sin embargo, se pueden hacer en otros días.

6.      Meditación-Oración:

a)      En forma personal y en silencio, reflexionar qué me dice la Palabra de Dios. ¿Qué significa para mí el domingo? ¿Qué importancia le doy? ¿Procuro participar en la Misa dominical, cuando es posible, o al menos en la celebración de la Palabra de Dios, en mi comunidad? ¿Qué sentido le doy al descanso dominical? ¿De qué forma la eucaristía dominical me proyecta a amar y servir a los pobres y a todos los que sufren? ¿Qué le digo a Dios en mi mente y en mi corazón, para responder a su Palabra y vivir conforme a ella?
b)      En pequeños grupos, compartir lo que cada quien ha meditado.
c)      En plenario, quien quiera libremente le habla al Señor, para darle gracias, adorarle, alabarle, pedirle perdón y hacerle súplicas.

7.      Compromiso:
¿Cómo puedes ayudar a tu familia, a tus amistades y a tu comunidad para que comprendan la importancia del domingo? ¿Qué hacer para que la comunidad sienta gusto y deseo de participar en la celebración dominical, y no la vea sólo como una obligación?

8.      Canto final:
De gozo se llenó mi corazón
cuando escuché una voz:
iremos a la Casa del Señor.




10. LA VIRGEN MARÍA



1.      Canto inicial:           
Mientras recorres la vida tú nunca solo estás;
contigo por el camino Santa María va.
Ven con nosotros al caminar,
Santa María, ven.
Ven con nosotros al caminar,
Santa María, ven.


2.      Oración inicial:  El Magnificat: Lc 1,46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham  y su descendencia por siempre.


3.      Introducción:

Los católicos queremos mucho a la Virgen María, porque así la quiso Dios, porque Jesús nos la entregó como nuestra Madre. Sin embargo, los de otras religiones no la aprecian y hasta la ofenden. ¿Cómo demostramos en la Biblia su importancia en el plan de Dios, y que no es un invento nuestro, ni ella es un ídolo?

4.      Lectura bíblica: Lc 1,26-38
            Después de la lectura, se deja un momento de reflexión y oración personal en silencio.

5.      Exposición:

a)      En Gén 3,15 se hace el primer anuncio de que no vencerá el pecado, sino que alguien de la descendencia de la mujer derrotará al demonio. No habla de la Virgen María, pero el texto se refiere a la redención, en la que ella colaboró como leíamos en Lc 1,26-38.
b)      En el relato de la Anunciación, el ángel Gabriel la llama llena de gracia, es decir, sin pecado:  Lc 1,28. Le dice que estará llena del Espíritu Santo: Lc 1,35
c)      Isabel, llena del Espíritu Santo, la llama bendita entre las mujeres  (Lc 1,42) y feliz porque ha creído: (Lc 1,45).
d)     La Virgen María proclama que es Dios quien ha hecho maravillas en ella: Lc 1,46-49.
e)      En  Apoc 12,1-6 se habla en términos simbólicos de una Mujer, que se refiere a la Iglesia, pero en la Iglesia la Virgen María es la Mujer por excelencia.
f)       Jesús fue concebido virginalmente de María, por obra del Espíritu Santo: Lc 1,34. Así había sido anunciado en Is 7,14; y así lo interpreta Mt 1,22-25.
g)      La Virgen María es modelo de fe: Lc 1,38.
h)      Es modelo también de servicio al prójimo: Lc 1,39-40.56; Jn 2,3
i)        Jesús nos deja a su madre como nuestra madre: Jn 19,25-27
j)        Ella acompaña a la Iglesia: Hech 1,14
k)      ¿La Virgen María tuvo más hijos? ¿Jesús tuvo hermanos? Así parecen decir Mt 12,46-50; Mc 3,31-35; 6,3; Jn 7,2-5; Lc 2,7 : primogénito. Nunca se habla de hijos de María, sino hermanos de Jesús. En la cruz, confía su madre a Juan, no a otros posibles hijos de María, porque no los tuvo.
l)        En la Biblia se llama hermanos también a los parientes próximos y a otros que no son de la familia según la sangre: Gén 24,27.48; Ex 2,11; Lev 10,1.4 ; 1 Cro 23,21-22 ; Lc 8,20; 2 Cor 2,13.
m)    Un caso muy claro es cómo la Biblia llama a Lot: en una parte, dice que es sobrino de Abraham, pues es hijo de su hermano: Gén 12,5; pero en Gén 13,8 se dicen hermanos; en Gén 14,12-16 se le llama indistintamente sobrino y hermano. Por tanto, cuando se habla de hermanos de Jesús, no significa que sean hermanos carnales, como si fueran hijos de la Virgen María, sino que son parientes cercanos.
n)      Edna, esposa de Ragüel, le dice a Tobías cuando le entrega a su hija Sara como esposa: « Delante de Dios te confío a mi hija Sara... Desde ahora yo soy tu madre, y Sara es tu hermana » (Tob 10,8-11,18).
o)      El dogma de la Asunción de la Virgen no está en la Biblia, aunque concuerda con todo lo que en ella se anuncia: Ella no tuvo pecado, y por tanto no debe pasar por la muerte: Gén 3,3.15; Rom 5,12; Lc 1,28; 1,46-48; Apoc 12,1.5  No está toda la revelación en la Biblia, como se dice en Jn 21,25.
p)      En México, gozamos de la inculturación de la Virgen María en Santa María de Guadalupe.

6.      Meditación-Oración:

a)      En forma personal y en silencio, reflexionar qué me dice la Palabra de Dios. ¿Qué significa para mí la Virgen María? ¿Qué importancia le doy en mi vida, en mi oración, en mis devociones? ¿Cómo ella me ayuda a escuchar y practicar más la Palabra de Dios, a estar más cerca de Jesús, a servir a los pobres? ¿Qué le digo a Dios en mi mente y en mi corazón, para responder a su Palabra y vivir conforme a ella?
b)      En pequeños grupos, compartir lo que cada quien ha meditado.
c)      En plenario, quien quiera libremente le habla al Señor, para darle gracias, adorarle, alabarle, pedirle perdón y hacerle súplicas.

7.      Compromiso:
¿Cómo puedes ayudar a tu familia, a tus amistades y a tu comunidad para que comprendan la importancia de la Virgen María? ¿Cómo hacer para que la devoción a nuestra Madre nos ayude a ser más discípulos y misioneros de Jesús?

8.      Canto final:
Desde el cielo una hermosa mañana
la Guadalupana, la Guadalupana, la Guadalupana
bajó al Tepeyac.

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